Los 5 inventores que revolucionaron la imprenta

Los 5 inventores que revolucionaron la imprenta

Giovanni Blandino Publicado el 8/6/2018

La historia de la ciencia y de la técnica está llena de continuas pruebas, mejoras, innovaciones y fracasos llevados a cabo por un gran número de personas o de industrias enteras. Sin embargo, algunos individuos solos abrieron con sus descubrimientos enormes perspectivas para la explotación y la difusión de una tecnología.

Esto también ha pasado en el mundo de la imprenta, así que hoy te vamos a hablar de 5 personalidades que cambiaron para siempre este mundo: desde Alemania, donde empezó todo, hasta Italia, donde numerosas innovaciones hicieron que la imprenta fuera más económica, pasando además por Francia y Estado Unidos.

Johannes Gutenberg

No podemos evitar empezar por él: Johannes Gensfleisch, mejor conocido como Gutenberg. Nació en 1400 en Maguncia —ciudad alemana en la que se unen el río Meno y el Rín—, a la que regresa a mediados de siglo para poner en pie el primer taller de impresión en Europa.

Orfebre de profesión, Gutenberg es considerado el padre de la imprenta. Además de haber introducido en Europa la impresión de tipos móviles, Gutenberg realizó tres innovaciones que supusieron su éxito:

  • produjo tipos móviles rápidamente y en gran cantidad mediante una matriz hecha con un punzón de orfebre.
  • utilizó por primera vez tintas de base oleosa, en lugar de las de base acuosa, que resultaron ser más duraderas.
  • desarrolló la primera prensa para imprimir de madera, inspirándose en la prensa para uvas.

En Maguncia imprimió el primer libro de Europa en 180 ejemplares: la Biblia de Gutenberg. Solo nos han llegado hasta hoy 49 de estos libros, 2 de los cuales se conservan en el Museo de Gutenberg de Maguncia.

A pesar de haber inventado una de las tecnologías más importantes del mundo y de ser considerado una de las personalidades más influyentes del planeta, Gutenberg tuvo una serie de problemas económicos a lo largo de su vida y a menudo tuvo que vivir sin apenas dinero. Tan solo tres años antes de su muerte, sus logros fueron reconocidos y el arzobispo Adolfo de Nassau lo acogió en su corte y le proporcionó una asignación para poder costearse ropa y comida.

Aldo Manuzio

A pesar de que Gutenberg inventara la imprenta, los libros de hoy serían muy diferentes si no fuera por las innovaciones aportadas por el veneciano Aldo Manuzio. Él fue el inventor del llamado Aldine, un formato de libro impreso entre los últimos años del siglo XV y los primeros del siglo XVI en su taller en Venecia.

Los Aldine son considerados los primeros libros económicos y de bolsillo. En la impresión de estos libros, Manuzio utilizó por primera vez la técnica de la impresión en octavillas: se imprime en un folio grande que, a continuación, se pliega varias veces sobre sí mismo, dividiéndolo así en ocho folios más pequeños. Se obtiene así un fascículo o pliego: varios pliegos unidos formarán el libro. A pesar de que el formato puede variar, este es esencialmente el modo en el que se imprimen los libros hasta la fecha.

Aldo Manuzio desarrolló esta técnica con una finalidad muy concreta: ahorrar papel y, por tanto, hacer que los libros fueran menos caros, dándoles de esta forma una mayor difusión (los primeros libros de Gutenberg costaban unos 30 florines, es decir, tres años del salario de un trabajador común). Con la misma finalidad, Manuzio inventó también el carácter en cursiva, lo que permitió imprimir más texto en la misma superficie de folio que con el carácter gótico.

Claude Garamond

Seguimos en el siglo XVI. Después de Alemania e Italia pasamos a Francia, donde encontramos a Claude Garamond. A pesar de que el tipógrafo pasase mucho tiempo sin sentirse satisfecho con sus logros, hoy en día Claude Garamond es considerado sin duda una de las personalidades más influyentes del mundo de la imprenta.

Fue uno de los primeros de todo el mundo en especializarse en la fusión de tipos móviles como servicio específico para la impresión, hasta el punto de que sus tipos fueron de los más solicitados por los mejores impresores de Francia. A partir de 1531, realizó el primer tipo «romano», que pasó a reemplazar al carácter gótico usado hasta aquel momento en Francia.

Si todavía no ves clara la importancia de Claude Garamond, piensa solo que el carácter que hoy lleva su nombre —Garamond— está inspirado en los caracteres creados por él. De hecho, Garamond es una de las fuentes más utilizados en el mundo hoy en día.

Gianbattista Bodoni

El Manual tipográfico de Giambattista Bodoni (imagen: dominio público)
El Manual tipográfico de Giambattista Bodoni (imagen: dominio público)

Volvemos a Italia. En la corte de Parma, a caballo entre el siglo XVIII y el siglo XIX, trabajó Gianbattista Bodoni. Este tipógrafo e impresor italiano creó una fuente que más tarde llevaría su nombre: Bodoni.

Sin duda, la fuente Bodoni cambió la historia de la tipografía e influyó en la creación tipográfica de los siglos posteriores. Creada en torno al año 1798, esta fuente se considera el primer carácter moderno por sus dos particulares características: la brevedad y la sencillez. Partiendo de la fuente Baskerville, Giambattista Bodoni creó un carácter que mostraba un marcado contraste entre los palos (unos finos y otros más gruesos). Además, cambió la forma de las gracias, haciéndolas perpendiculares, en lugar de curvas como las del Renacimiento.

En su Manual tipográfico, publicado en 1818, el tipógrafo también enumera las cuatro cualidades de una buena fuente: uniformidad, elegancia, buen gusto y encanto.

Gary Starkweather

Como bien sabes, hoy la imprenta está disponible en todas las casas gracias a las impresoras conectadas a los ordenadores. Ahora puede parecer obvio, pero en su momento fue toda una revolución. Todo comenzó con la llegada de las impresoras láser en la década de 1980, pero la historia comienza una década antes y tiene un protagonista: el investigador Gary Starkweather y la empresa para la que trabajaba, Xerox.

Gary Starkweather es físico y en Xerox empezó a experimentar con la tecnología láser para las fotocopiadoras. Y entonces tuvo una idea: ¿por qué no utilizar el láser para imprimir una matriz generada por un ordenador?

Fue en 1971 cuando Starkweather empezó a trabajar en esta idea. El resultado fue la Xerox 9700, la primera impresora láser comercial introducida en el mercado en 1977. En 1981 salió la primera impresora láser para oficina; mientras que la primera impresora láser que disparó las ventas llevando la impresión a muchísimos hogares fue la Hewlett Packard Laser Jet 8ppm.

Tras dejar Xerox, Starkweather trabajó para Apple y Microsoft. Desde el 2005 disfruta de su merecida jubilación.