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En 1968, en pleno Mayo francés en París, se preparaban las barricadas.
Mientras la ciudad y Francia se encontraban en plena convulsión, el grupo editorial Bayard fundó Notre Temps, una revista verdaderamente única, creada para dar voz a la generación mayor —inicialmente pensionistas— en una época en la que la vejez era ignorada o estigmatizada: el fin de la vida laboral se asociaba a menudo con una especie de «muerte social». En un momento tan simbólico de ruptura generacional y transformación social, Notre Temps fue pionera, llenando un vacío en la información generalista de la época. Ningún periódico francés se dirigía a las personas mayores de forma sistemática y respetuosa. Notre Temps llenó este vacío, ofreciendo información útil y tranquilizadora para lectores conscientes, interesados en el mundo y activos en la sociedad, definiendo una nueva idea de la tercera edad.
Aunque pueda parecer un producto de nicho, a finales de los noventa superó el millón de ejemplares*, gracias a una línea editorial que abarca un amplio abanico de temáticas (salud, derechos, pensiones, cocina, viajes, cultura y tecnología), similar a las que ofrecen las clásicas revistas de estilo de vida.
Se autoproclama la revista número uno de Francia. Descubriremos pronto cómo, con sencillez, logró este puesto.

Diseño simple sin pretensión de parecer juvenil
El diseño gráfico de Notre Temps experimentó una profunda renovación en 2024, pero siempre se ha caracterizado por la simplicidad. Desde la década del 2000, el color se volvió predominante y, desde entonces, la revista ha utilizado tonos pastel para los títulos, así como fotografías de gran formato.
El objetivo siempre ha sido hablar a los lectores «mayores» sin hacerles sentir que lo son, hablando de su tiempo libre y de cómo utilizarlo activamente.


El logo ha sufrido varios rediseños a lo largo de los años: desde los años setenta se utilizó una Helvética en cursiva, blanca sobre fondo rojo, más propia de revistas de actualidad que de revistas de estilo de vida. Después cambiaron a una Helvética en negrita y minúscula y, posteriormente, en 2011 —con la ayuda del estudio de diseño tipográfico francés Zecraft— se creó una nueva fuente de estilo grotesco, más acorde con otras revistas del sector. Finalmente, en el último rediseño de 2024, cambiaron a una sans-serif muy contemporánea, elegante y ligera, con bordes redondeados, perfecta para uso digital.
El logo ahora está en un círculo de color coral (uno de los colores más de moda en diseños de los últimos años y nombrado color del año por Pantone); quizás un guiño a un público más femenino que masculino.


Lo más interesante del diseño de Notre Temps es que no persigue nuevas tendencias ni trata de llegar a los jóvenes: su objetivo es satisfacer a un público establecido que quiere hábitos y claridad.

Uso de imágenes e infografías
Manteniendo el foco en su nicho de lectores, en los últimos años la revista ha seguido las nuevas tendencias en diseño gráfico editorial haciendo uso de la infografía, mientras que el uso de ilustraciones es limitado y desviado a los distintos suplementos temáticos de la marca. A lo largo de los años, Notre Temps también ha sabido renovarse gracias al uso del cómic, la narración visual, los artículos periodísticos y las colaboraciones con personalidades públicas (como la iniciada en 2024 con el dibujante árabe Riad Sattouf).


Los tiempos han cambiado
Se puede decir, con cierta ironía, que desde que la revista Notre Temps salió al mercado editorial, los tiempos han cambiado radicalmente. El público mayor de sesenta años al que se dirigía ya no tiene los intereses ni las necesidades de hace cincuenta años. Se compone de personas más dinámicas, llenas de energía, que viajan, practican deporte y aún tienen una vida por delante. Así, la revista ha evolucionado, manteniendo su peculiaridad editorial que la hace única a nivel mundial.
En 2024, la nueva directora editorial, Isabelle Duriez, destacó que Notre Temps no quiere «recordar a los lectores su edad, sino ofrecerles contenidos que los acompañen en la vida real». Este cambio de paradigma lo convierte en un raro ejemplo de una prensa que va más allá de los clichés para proponer una visión más viva y respetuosa de la madurez. Una revista que ha evolucionado con el tiempo para adaptarse al enfoque dinámico y activo de sus lectores, sin perder la brújula de su claridad expositiva.
