Cómo renace el arte del origami entre la Web y la tecnología

Cómo renace el arte del origami entre la Web y la tecnología

Candido Romano Publicado el 8/24/2020

Cuando se piensa en el origami, muchos creen que es un pasatiempo o un juego para niños. Pero, en realidad, es una forma de arte que nació en Japón y que ya la usan hasta empresas, investigadores y artistas en el ámbito del diseño, en el sector espacial, en la robótica, en la medicina y en la arquitectura. El origami tiene orígenes muy antiguos: la actividad de plegar materiales con formas reconocibles va de la mano de la invención y la difusión del papel.

Mediante el plegado del papel, se transforma una simple hoja bidimensional en una forma tridimensional, por lo que puede ser una gran herramienta comunicativa para cualquier tipo de empresa que quiera transmitir una idea, una marca o un producto. La palabra «origami» deriva del japonés: «oru» significa ‘plegar’ y «kami» significa ‘papel’.

El origen del origami japonés

El origen del origami japonés está relacionado con la religión sintoísta. Entre las primeras formas, recordamos los llamados gohei, usados en ceremonias y formados por tiras plegadas en formas geométricas, unidas con un hilo o un palo de madera para marcar los espacios sagrados.

La evolución del origami

Hay diferentes formas de aprovechar esta forma de arte. Al fin y al cabo, «todo se pliega»: nuestra ropa, las flores, el ADN y las galaxias que rodean el universo.

Aquellos que se adentran en este extraño mundo crean algo que combina el arte y la matemática. Con el tiempo, distintos experimentos han llevado a resultados inimaginables. Las reglas básicas son simples, basta con tener una hoja de papel para plegar, incluso de una manera muy compleja, para obtener una especie de escultura: no se permiten tijeras ni pegamento.

El origami tiene una historia de más de 400 años, pero la idea de que una hoja se pueda convertir en una escultura proviene del auténtico padre de esta práctica. Un único hombre, que aprendió solo, en Japón: Akira Yoshizawa (1911-2005), quien dejó su trabajo en la fábrica en la que trabajaba para interpretar el mundo a través del papel. Durante siglos, los niños habían creado formas sencillas usando el papel, pero Yoshizawa encontró la forma de darle «vida». Esto se debe a que fue el primero en usar la técnica del «wet-folding», es decir, humedecer el papel antes y durante el plegado. Ello permite obtener formas más redondeadas y modelos mucho más complejos. De esta forma, el origami de fenómeno folclórico se convirtió en una forma de arte.

Akira Yoshizawa con algunas de sus obras
Akira Yoshizawa con algunas de sus obras

Los que hoy tratan con origami se inspiran en Yoshizawa, pero muchos han añadido otros elementos a la ecuación. En el corazón de la evolución del origami en los últimos treinta años hay científicos, ingenieros y artistas que están elevando la práctica del arte japonés.

Hemos hablado con uno de los mayores expertos del mundo del arte y de la ciencia del origami: Robert Lang, un ingeniero dedicado al mundo del origami. Además de haber obtenido una licenciatura en Ingeniería Electrónica, un máster y un doctorado en Física Aplicada en Caltech y en la Universidad de Stanford, plegaba papeles en su tiempo libre, creando sobre todo animales o insectos. En 1988 empezó a trabajar en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA y a lo largo de su carrera ha publicado más de 80 artículos y 50 patentes.

Un modelo de Robert Lang hecho con una sola hoja de papel. Créditos: Robert Lang
Un modelo de Robert Lang hecho con una sola hoja de papel. Créditos: Robert Lang

«El origami también se utiliza para usos cotidianos: para packaging, embalaje o utensilios de cocina. Hoy día, el número de profesionales y de diseños complejos supera claramente a los vistos hace 60 o 70 años», comenta Lang, para destacar cómo el origami está ya incorporado en nuestra vida cotidiana.

Además de sus muchos libros y obras, Lang es el ejemplo vivo de la aplicación de la matemática en el mundo del origami. También ha creado algoritmos y programas para ordenador como TreeMaker y Tessellatica, que toman modelos de figuras estilizadas y crean patrones plegables. Desde el punto de vista práctico, ha trabajado con los ingenieros del Lawrence Livermore National Laboratory para el prototipo de The Eyeglass: la lente de un telescopio enorme que, para viajar en el espacio, debía «plegarse» literalmente.

El origami puede llegar a un gran nivel de complejidad. Créditos: Robert Lang
El origami puede llegar a un gran nivel de complejidad. Créditos: Robert Lang

El origami va a misiones en el…espacio!

Sin embargo, el origami también sirve para la búsqueda de mundos alienígenas: el otro gran proyecto en el que Lang ha trabajado es gracias al Jet Propulsion Laboratory. Se llama Starshade y se trata de una enorme «flor» que ayudará a encontrar nuevos exoplanetas, es decir, aquellos planetas que orbitan muy alejados de nuestro sistema solar.

Los investigadores han encontrado miles de exoplanetas, en muchos casos de manera indirecta, gracias al llamado método del tránsito, en el que se detecta la presencia de un planeta mientras pasa delante de su estrella madre, provocando una disminución temporal del brillo de la estrella. La enorme estructura de Starshade, que logra plegarse sobre sí misma, sirve precisamente para bloquear el resplandor de la estrella. De esta manera, los futuros telescopios podrán capturar imágenes más claras de los planetas.

Starshade podría lanzarse junto con un telescopio en el espacio y, una vez allí, se «abrirá» para moverse a la posición correcta y bloquear la luz de la estrella. En el futuro, los investigadores podrán estudiar planetas muy alejados y quizá encontrar alguno que sea similar a la Tierra, es decir, habitable. La NASA incluso ha publicado un tutorial para crear con papel la propia Starshade.

Antes era inimaginable que una sencilla práctica destinada al folclore pudiera convertirse en una herramienta tan importante para la investigación espacial o para el diseño. Sin duda, la Web ha desempeñado un papel clave en esta evolución.

«Cada vez que sea necesario que un material plano o similar a una hoja asuma más formas con un mínimo de trabajo, el origami puede desempeñar un papel en esta transformación. Internet ha hecho mucho más fácil para los artistas conectar y compartir ideas y diseños», concluye Lang.

El renacimiento del origami entre el arte y la Web

Hay muchos ejemplos de artistas y diseñadores que usan el arte del origami de formas especiales y diferentes. Michael LaFosse, por ejemplo, desde hace más de 30 años es el único en el mundo que produce el mismo medio, es decir, el papel que luego utiliza para crear sus obras, representando a menudo hermosos y complejos animales salvajes.

Matt Belfiore en YouTube
Matt Belfiore en YouTube

En la Web, uno de los artistas con más éxito es Jo Nakashima. Jo carga en YouTube tutoriales de sus origami desde 2007, que se pueden seguir y reproducir para aprender paso a paso el arte de plegar el papel. Tiene un canal que cuenta con millones de suscriptores y más de 300 millones de visualizaciones.

Un modelo de Jo Nakashima. Créditos: Jo Nakashima
Un modelo de Jo Nakashima. Créditos: Jo Nakashima

También están los artistas que van más allá del mundo de la representación, adentrándose en el mundo de la abstracción. Uno de ellos es el artista de materiales Chris K. Palmer, que crea patrones con papel que cambian con el movimiento y la luz, como se puede ver en este extracto del documental «Between the Folds».

https://www.youtube.com/watch?v=OlbneFIcXyU&feature=emb_title

Es evidente que, en las últimas décadas, el mundo del origami se ha vuelto cada vez más  complejo y fascinante, siendo el protagonista de una evolución que, sin duda, continuará en el futuro e interesará a más sectores. Así, este arte puede ser una gran fuente de inspiración para entusiastas, artistas y empresas, que podrán experimentar algo diferente que no sea solo bonito sino también útil en la vida diaria.