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Hay imágenes muy especiales, casi mágicas, que se nos quedan grabadas para siempre en la memoria y que, de forma inesperada, se convierten en símbolo de algún momento concreto de nuestras vidas. Entre esas imágenes, están algunas portadas de discos que llamamos «generacionales»: álbumes que quizás no sean obras maestras universales, pero que, sin duda alguna, provocaron un torbellino de emociones a muchísimas personas durante sus años dorados.
Entre los discos generacionales de finales de los 90, hay uno que no puede faltar: Americana de The Offspring. En plena época de Blink 182 y Green Day, The Offspring proponía un punk bastante agresivo, pero muy pegadizo.
Ese disco contaba, además, con algo que acabó siendo inolvidable: la portada. En ella, aparece un niño rubio sentado en un columpio. La imagen está llena de color y parece bastante idílica, si no fuera por la férula que lleva el niño en la pierna. Pero hay algún que otro detalle inquietante más como, por ejemplo, el extraño crustáceo que aparece en la imagen y un tentáculo que se acerca peligrosamente al columpio.
Seguro que ya lo habéis adivinado. Hoy vamos a contaros cómo surgió una de las portadas punk más conocidas del mundo: ¡la portada de Americana!
Americana: el disco pop punk de los años 90
Para hablar de la icónica portada de Americana, primero tenemos que hablar de este álbum histórico. The Offspring, liderados por Dexter Holland, vocalista y guitarrista del grupo, son uno de los grupos punk que más discos ha vendido de la historia. Americana, publicado en 1998 por la discográfica Columbia Records, marcó el paso definitivo de la banda hacia un sonido más pop y pegadizo comparado con el de sus inicios. Pero el espíritu punk de The Offspring se mantuvo intacto.

El disco vendió nada menos que 11 millones de copias. Los que eran jóvenes en esa época seguro que recuerdan los videoclips del álbum, ya que no paraban de salir en el canal MTV. Canciones como Why Don’t You Get a Job?, The Kids aren’t alright y, sobre todo, Pretty Fly (for a White Guy) se convirtieron en la banda sonora de muchos adolescentes (y no tan adolescentes) de la época.
Pero lo que a día de hoy sigue siendo inolvidable de Americana es su extraña e inquietante portada. ¡Aquí te contamos su historia!
La portada de Americana de The Offspring
Cuando Dexter Holland se puso a buscar a alguien que diseñase la portada de Americana, tenía muy claro de qué hablaban las canciones del disco: de ciudades y sociedades que parecían sacadas de Días felices, pero que, en realidad, eran más como las de Twin Peaks.

La portada de Americana sigue el mismo concepto: parece alegre y desenfadada, pero, en realidad, es bastante perturbadora. Es como las películas de David Lynch, que nos recuerdan que la monstruosidad puede ocultarse en nuestra vida diaria. Este aspecto tan característico de la imagen también lo señaló el periodista musical Jason Draper, que opinó que la portada (más que la música de The Offspring) ofrecía «una visión inquietante de la vida suburbana estadounidense a mediados de los 90, pero vista a través de unos ojos bastante torpes».
Frank Kozik, el autor de la portada de Americana de The Offspring
El autor de esta impactante portada fue el diseñador gráfico estadounidense Frank Kozik, una verdadera leyenda de los pósteres rock y punk. Durante los años 80 y 90, diseñó cientos de carteles para grupos alternativos como Green Day, Nirvana, Pearl Jam, Queens of the Stone Age, Red Hot Chili Peppers o Soundgarden. A lo largo de su extensa y nada convencional carrera, llegó a diseñar entre 150 y 200 portadas de discos.

Entre todas ellas, se encuentra la portada de Americana. Se dice que Kozik, en un principio, fue bastante reacio a aceptar la propuesta de Dexter Holland. Temía echar por tierra su reputación de «alternativo» si se encargaba de la portada de una banda que había virado hacia el pop punk y que tenía un contrato con una discográfica importante. Todo ocurrió durante una llamada telefónica en la que el artista le advirtió a Dexter Holland, al que conocía desde hacía mucho tiempo, que, si iba a asumir el riesgo de las críticas, la portada le iba a costar 75 mil dólares. El líder de The Offspring aceptó. Y así se gestó la histórica portada.
Kozik justificó aquella decisión como una especie de venganza contra las grandes discográficas. Pero, en realidad, no tenía ningún problema con los proyectos comerciales (o, al menos, no con el dinero que le reportaban: en 1994, por ejemplo, trabajó con Nike haciendo una serie de carteles con su inconfundible estilo punk. Y, con lo que ganó, fundó su propia discográfica independiente.

Para la portada de Americana, Kozik decidió no esforzarse en exceso. De hecho, reutilizó la imagen del niño abrazando al extraño crustáceo (se trata de una sand flea, una pulga de mar) que había usado en un póster que diseñó unos años antes para la banda Ritual Device. En cambio, para la contraportada, Kozik sí diseñó una inquietante escena inédita: el crustáceo aparece con un aguijón mortal, del niño no hay ni rastro, y lo único que queda es una mancha de sangre, su férula y un zapato. Mientras tanto, el tentáculo misterioso ya ha alcanzado el columpio. ¿Quería salvarlo? ¿O fue él el verdugo?

Algunos vieron en esta imagen el fin de la infancia y la pérdida de la inocencia. Sea cual sea el significado, hay que decir que esta contraportada daba una especie de cierre muy punk a esta icónica portada de los años 90.
¿Vosotros también recordáis con nostalgia el diseño de Americana de The Offspring? ¿Tenéis algún recuerdo vinculado a esta imagen u os pilla de nuevas? ¿Os inspiraríais con el estilo alternativo de Frank Kozik?