«Storytelling»: el arte de contar historias

«Storytelling»: el arte de contar historias

Emily Potts Publicado el 2/21/2018

Marika Maijala vive y trabaja en Helsinki, Finlandia. Desde siempre le han encantado los libros. De hecho, nos cuenta que la lectura la ayudó a sobrevivir a «una adolescencia difícil». Pero no fue hasta más tarde cuando descubrió que podía ganarse la vida ilustrando historias. Por suerte, su amor por la lectura la ha ayudado a tener éxito en su carrera como ilustradora, ya que es una de las funciones más importantes de su trabajo: hacerse una idea de los personajes, sus pensamientos y sus acciones. «Normalmente leo el manuscrito varias veces y luego dejo que viva en mi cabeza un tiempo, antes de comenzar a esbozar las imágenes —explica Maijala—. Confío en mi intuición, así que a menudo el número de ilustraciones y el boceto de la historia se producen de manera bastante natural. De alguna forma, veo la historia como una película en mi cabeza». A menudo prueba diferentes adaptaciones y enfoques en lo que se refiere a la composición, el color e incluso los personajes, pero se ha dado cuenta de que suele ser la primera idea que desarrolla la que cuenta.

Art directors Jenni Erkintalo and Reka Kiraly                                                                                   

Por supuesto, antes de avanzar demasiado con el proyecto, Maijala debe presentar su idea creativa y recibir la aprobación de la editorial y del autor. Se ha dado cuenta de que, en muchos casos, una vez recibe la aprobación de la idea inicial, tiene libertad para continuar en esa dirección hasta el final del proyecto con pocos comentarios. Pero ese no siempre es el caso. «Para el primer libro para Etana Editions, Piano Karkaa (La gran evasión), hice muchas versiones del guion gráfico y las ilustraciones. Al principio, preparamos el libro para la Feria Internacional del Libro de Bolonia, y a raíz de las opiniones y los comentarios que recibimos, hicimos cambios tanto en la historia como en las ilustraciones. Aprendí mucho con ese proyecto», comenta. Y añade que prefiere intercambiar pareceres varias veces con los editores y los directores artísticos, porque el resultado suele ser un libro mejor.

Para Miljoona biljoona joulupukkia (Un millón, mil millones de Papás Noel), de Hiroko Motai, Maijala tuvo que reconsiderar su estilo de ilustración. «Me encantó el estilo de escritura de Hiroko: pocas veces lees un texto tan poético y minimalista, perfecto para un libro de imágenes. Pero enseguida me di cuenta de que ninguno de mis estilos previos encajaría en esta historia, así que decidí desarrollar un nuevo estilo —explica—. Curiosamente, surgió de una manera bastante natural. Solo intenté seguir el tono infantil y ligero de su escritura. Fue un proyecto muy importante para mí, porque me permitió ser más libre e impresionista con mis dibujos».

El color es un aspecto fundamental en el trabajo de Maijala, pero suele ser difícil especificar el color exacto cuando se transfieren al ordenador las ilustraciones hechas a mano. «Veo el color en mi cabeza, pero asegurarme de que se imprimirá igual, eso es otra cosa. Para Piano Karkaa y Kissa Katoaa (El gato perdido), indiqué a mano los valores CMYK de cada color en cada imagen en las pruebas, y luego la directora artística Jenni Erkintalo hizo el cambio en los archivos del diseño —explica Maijala—. Cuando usas este sistema, solo ves el resultado final en el libro final impreso, sobre todo cuando se usa el quinto color Pantone, como hicimos nosotros. Hay ciertas paletas de colores que me encantan, pero también me gusta probar a salirme de esos colores, para no usar solo una sola paleta».

Y ha habido veces en las que se ha decepcionado con el resultado final. «Para mí, siempre es difícil ver el producto final impreso la primera vez. Ha habido libros que solo he podido ver bien meses después de su publicación. Eso habla del proceso: si el proceso fue difícil, tengo sentimientos encontrados sobre el resultado —comenta Maijala—. Una vez, el tipo de papel se cambió en la imprenta y quedé muy decepcionada. Me preocupaba que la gente pudiese pensar que fui yo quien eligió ese desagradable material para el libro».

Maijala es afortunada, ya que no solo trabaja para editoriales, sino que también colabora y crea con el autor Juha Virta. «Creamos la historia juntos, y luego Juha escribe el texto y yo hago las ilustraciones. Luego comentamos nuestros respectivos trabajos, aportamos ideas y hacemos cambios si algo no funciona bien. Me gusta mucho el proceso de trabajar de esta forma», nos cuenta Maijala. Han hecho juntos cinco libros.