Brainstorming: qué es, método y tipos

Brainstorming: qué es, método y tipos

Redacción Publicado el 3/22/2023

Si trabajas en equipo, probablemente ya hayas oído hablar del término inglés brainstorming, una herramienta valiosa para lanzar ideas y encontrar soluciones a los problemas. Sin embargo, para usarla de manera efectiva, hay que comprender qué es y cómo realizar un brainstorming eficaz.

Brainstorming: significado

De la unión de brain (cerebro) y storm (tormenta) surge el término brainstorming, lo que en español llamamos «lluvia de ideas» o «tormenta de ideas». El término muestra en clave metafórica lo que es un brainstorming: un método de investigación que consiste en reunir a un grupo de personas para discutir un tema en el que todos contribuyen. El fluir de diferentes ideas y puntos de vista, sin filtros ni juicios, permite recoger nuevas ideas creativas que surgen de la unión de muchas mentes diferentes.

La lluvia de ideas no es una práctica nueva: se empezó a hablar de ella ya en 1939, cuando el publicista estadounidense Alex Faickney Osborn, fundador de la agencia BBDO, desarrolló y fue el primero en aplicar en el ámbito corporativo un nuevo método de discusión grupal dirigido por un moderador. Veamos cómo funciona.

Cómo hacer un brainstorming: método y pasos

Una lluvia de ideas clásica se divide en dos fases principales: la fase divergente y la fase convergente. Sin embargo, primero hay un paso fundamental: la preparación. Comencemos desde aquí:

Preparación. En primer lugar, hay que decidir quién es el moderador, es decir, quién dirige la discusión. Debe ser una persona experimentada y preparada. Una vez decidido, se puede crear el grupo: si el equipo es pequeño, pueden participar todos; si, en cambio, el personal de la empresa es numeroso, es necesario crear un grupo equilibrado y variado. Solo así las ideas serán heterogéneas. Consejo: involucrad también a las personas que no trabajan en vuestro departamento. Será una excelente forma de reunir nuevos puntos de vista, libres de condicionamientos e ideas preconcebidas.

Fase divergente. Una vez identificado el problema o tema de discusión, el moderador lo expone al grupo. Es importante ser conciso: evitar preámbulos, exceso de información o detalles, impresiones o juicios subjetivos. La discusión debe ser libre y espontánea. Después de la introducción, se comienzan a recoger las ideas de los participantes. Todo debe ser apuntado en una pizarra por el moderador, incluso las ideas que puedan parecer menos válidas. Es importante que cada persona se sienta libre de expresar su punto de vista. De hecho, en esta fase no es necesario evaluar las ideas.

Fase convergente. Una vez que se ha escrito cada pensamiento, finaliza la fase creativa y comienza la fase de análisis. El moderador debe seleccionar, entre las diversas soluciones que han surgido, aquellas que pueden ser factibles. Estas son las que el grupo discutirá, analizará y enriquecerá.

El valor de la tormenta de ideas radica precisamente en que cada nueva idea generada es perfeccionada y enriquecida por varias mentes creativas.

Consejos para un brainstorming eficaz

Alex Faickney Osborn puso por escrito unos principios sencillos que hay que respetar para llevar a cabo una lluvia de ideas eficaz. Vamos a verlos:

  1. El flujo de ideas debe ser libre. Porque el modo instintivo y despreocupado permite dar rienda suelta a la creatividad.
  2. La cantidad viene antes que la calidad. En la fase creativa es necesario recoger tantas ideas como sea posible para aumentar la posibilidad de encontrar las que son válidas.
  3. Es bueno crear asociaciones de ideas y mejoras. La escucha activa entre las personas del grupo es fundamental: de una idea puede nacer una nueva y todos pueden contribuir a la mejora de una idea.
  4. No se permiten juicios ni críticas. En la fase creativa, cada persona debe sentirse libre para expresar sus pensamientos sin inhibiciones.

Tipos de brainstorming: alternativas

Además del clásico brainstorming, existen variantes que permiten poner en marcha un proceso generativo de ideas explotando otras dinámicas. Aquí os presentamos 3 técnicas interesantes que podrían ser adecuadas para vuestro caso.

La tormenta de preguntas. La dinámica es la misma que en la clásica lluvia de ideas, pero, en lugar de centrarnos en las respuestas, aquí nos centramos en las preguntas. Se parte de un tema inicial, se le pide a cada persona del grupo que lo explore a través de una serie de preguntas (no se admiten respuestas) y después se transcriben todas las preguntas que van surgiendo. De esta forma, se amplía el horizonte de posibles soluciones y se superan los límites del tema: ¿es absolutamente cierto? ¿O es bueno que se cuestione? Cuestionar preguntas lleva a revisar tesis que pueden estar equivocadas, generando ideas que producen innovación.

Brainwriting o escritura de ideas. Es la versión en papel de la lluvia de ideas. ¿Cómo funciona? El moderador entrega a cada participante una hoja en la que se escribe una frase igual para todos y que será el punto de partida. Se pide a cada persona que desarrolle el tema a través de palabras o dibujos de forma espontánea y sin miedo a ser juzgado (por eso las hojas son anónimas) para luego pasarlo a otra persona que pueda enriquecer y mejorar la propuesta. Al final de la ronda, cada participante tendrá en la mano una hoja que será el resultado de varias aportaciones. Esta técnica se usa a menudo en grupos muy grandes, donde la discusión oral sería imposible, o cuando los participantes hablan diferentes idiomas. Brainwriting ofrece una ventaja significativa: pone a las personas en condiciones de poder expresarse tanto verbal como visualmente. En un equipo creativo, por ejemplo, las ideas artísticas se pueden expresar más fácilmente a través de una representación gráfica, mientras que un redactor creativo (copywriter) puede elegir las palabras.

Lluvia de ideas imaginaria. Aquí es donde entra en juego la imaginación. La dinámica es la misma que para la lluvia de ideas clásica, pero con la diferencia de que se pide a los participantes que reflexionen sobre un contexto inventado con protagonistas ficticios. Lo único que se acerca a la realidad es el tema a resolver. De esta manera, se reformula un problema real y se crea una distancia que trae consigo varias ventajas: el tema se observa a través de nuevos puntos de vista (los de los personajes inventados), reduce la carga emocional y el condicionamiento que las personas pueden tener al hablar de una situación en la que están involucradas, y nuevos personajes y nuevos contextos pueden conducir a nuevas inspiraciones. Todos estos aspectos pueden ser de ayuda si, por ejemplo, el grupo lleva mucho tiempo trabajando en equipo con dinámicas consolidadas y, probablemente, condicionadas.

Al elegir la técnica de lluvia de ideas para aplicar en vuestra empresa, tened en cuenta cómo está compuesto vuestro grupo de trabajo, qué límites queréis superar a través de la discusión, dónde creéis que está estancada vuestra creatividad y la capacidad para encontrar nuevas soluciones. Y luego dejaos guiar por la persona adecuada. ¡A por la tormenta de ideas!