Breve historia de la imprenta. Desde el siglo VI hasta hoy

Breve historia de la imprenta. Desde el siglo VI hasta hoy

Redacción Publicado el 3/28/2018

Menos personas sabrían leer, muchas hablarían aún en latín, algunos acontecimientos históricos no habrían ocurrido y los descubrimientos científicos más importantes habrían llegado con siglos de retraso: todo eso habría pasado si no se hubiese inventado la imprenta.

En nuestro blog, hay una sección llamada «Mundo imprenta» que está llena de ideas para los amantes del papel y la tinta. Pero todavía faltaba en la sección un artículo que recorriese la historia de la evolución de la imprenta hasta la actualidad. Pues bien, ya lo hemos solucionado rápidamente: aquí hacemos un viaje en el tiempo y, etapa tras etapa, profundizaremos en las técnicas de impresión más importantes y sus curiosidades. Es una historia apasionante que recorre quince siglos, así que no tenemos más remedio que contarla a través de un resumen de los momentos más importantes.

Primera etapa: la impresión con bloques de madera

Estamos en Oriente, en la China del siglo VI d. C. durante la época de la dinastía Tang. Entre los muchos inventos del gran Imperio chino, uno de ellos fue un sistema que permitía imprimir por medio de matrices de madera talladas, entintadas e impresas sobre una hoja de papel. La importancia de dicho descubrimiento fue tal que, en la historiografía moderna china, la impresión es considerada una de las cuatro grandes invenciones de la Antigua China.

Uno de los primeros libros impresos con los bloques de madera fue una copia del «Sutra del diamante» (868 d. C.), un rollo de seis hojas de papel de más de cinco metros de largo. Recientemente se ha descubierto una pagoda coreana que ha sacado a la luz un texto budista todavía más antiguo, que data del año 750-751 d. C.

Segunda etapa: la impresión con tipos móviles

Ahora llegamos a una de las etapas más importantes de la historia de la imprenta: la introducción de los tipos móviles. Y, una vez más, la invención llega de China. En 1041, el tipógrafo Bi Sheng inventó los tipos móviles de arcilla, pero su defecto era que se rompían fácilmente. En 1298, el inventor Wang Zhen comenzó a utilizar tipos de madera, mucho más resistentes, y también inventó un complejo sistema de mesas giratorias que mejoraba la calidad de la impresión.

Avanzamos hasta el siglo XV, cuando Johannes Gutenberg introdujo los tipos móviles en Europa. El objeto principal de su técnica es el punzón, un paralelepípedo de acero sobre el cual se graba, en relieve y del revés, un signo tipográfico, que puede ser un número, una letra o un signo de puntuación. El punzón crea la matriz dentro de la cual se funden los caracteres, que después se colocan en una bandeja, se entintan y se imprimen en el papel.

¿Cuáles son las tres grandes innovaciones introducidas por Gutenberg?

  • Utiliza, por primera vez, las tintas de base oleosa, más duraderas que las anteriores tintas de base acuosa.
  • Los caracteres tipográficos se vuelven más resistentes, ya que están hechos con una aleación de plomo, estaño y antimonio.
  • Inventa la primera prensa para imprimir, cuyo funcionamiento está inspirado en el de la prensa de uvas.

Tras un año de experimentos, el 23 de febrero de 1455 imprime la «Biblia de Gutenberg», con una tirada de 180 copias.

Tercera etapa: la rotativa

Damos un salto en el tiempo y llegamos al año 1843. Estamos en Estados Unidos, donde Richard March Hoe inventa la primera rotativa  de la historia, perfeccionada en 1846 y patentada en 1847. Al principio, este sistema de impresión estaba alimentado con hojas sueltas; luego, en 1863, William Bullock introdujo la alimentación del papel mediante el uso de bobinas. En este caso, las imágenes que se iban a imprimir estaban curvadas alrededor de cilindros giratorios. Por tanto, ya no había una superficie plana que ejerciese presión para la impresión: ahora, el papel pasaba a través de un cilindro que ejercía una presión mucho más potente. Gracias a la mecanización del proceso y a la introducción de las bobinas, la máquina rotativa imprimía hasta ocho mil copias por hora. Por ello, podemos definirla como la primera máquina tipográfica para grandes tiradas.

En 1846, la rotativa aparece en la redacción del «Philadelphia Public Ledger», el periódico de la homónima ciudad estadounidense.

Cuarta etapa: la impresión offset

En 1875, Robert Barclay inventa la técnica de impresión offset y, en 1904, Ira Washington Rubel la adapta al papel. Se trata de un método de impresión indirecto basado en un fenómeno químico/físico muy sencillo: el de la repulsión entre el agua y las sustancias grasas.

Sin embargo, el proceso de impresión es todo menos sencillo. La protagonista en este caso es la plancha offset, dividida en dos áreas: la de los grafismos —zonas lipófilas—, capaces de unirse a la tinta; y la de los contragrafismos —zonas hidrófilas—, que no pueden cubrirse con la tinta. La plancha se moja con una solución que se une a los contragrafismos y, a continuación, se entinta. De esta forma, la tinta se adhiere solo a los grafismos, que se transfieren primero a un cilindro de caucho y luego se imprimen en el papel.

¿Cuáles son las ventajas de la impresión offset?

  • La alta definición y resolución de impresión.
  • La alta calidad de impresión en cualquier tipo de papel, incluso en los que no presentan una superficie perfectamente lisa.

¿Los inconvenientes? Las máquinas offset son voluminosas y requieren mucho mantenimiento, razón por la cual este sistema de impresión es conveniente solo para grandes producciones.

Quinta etapa: la linotipia

En 1885, el técnico alemán Ottmar Mergenthaler inventa la linotipia, una máquina para la composición tipográfica. Este sistema ofrece la ventaja de componer automáticamente las líneas de caracteres de los textos. El funcionamiento es muy similar al de la máquina de escribir: el linotipista compone la palabra del texto pulsando las teclas de un teclado. Cada tecla libera una matriz correspondiente a un carácter y esta matriz se alinea con las demás. La línea de matrices se rellena con el plomo fundido, se entinta y se usa para imprimir los caracteres en las hojas de papel.

A pesar de que pueda parecer un proceso articulado, la linotipia acelera muchísimo la impresión. Desde este momento en adelante, los tipógrafos ya no tienen que componer a mano, carácter tras carácter, las líneas a imprimir: todo se hace mecánicamente.

En 1886, la linotipia hace su primera aparición en el «New York Tribune», periódico fundado en 1841 en Nueva York. En cambio, en Italia se usó por primera vez en 1897, en la sede del «Tribuna» de Roma, uno de los periódicos más importantes de la capital.

Piénsalo… Thomas Edison definía la linotipia como «la octava maravilla del mundo». Eso dice mucho de la importancia de la máquina en la historia de la imprenta.

Sexta etapa: la impresora láser

Y llegamos a 1971, cuando Xerox Corporation desarrolla la tecnología láser. En una impresora láser, el contenido para imprimir es generado por procesos electrónicos y se imprime directamente en la hoja de papel. Más en detalle: la imagen es transmitida por el láser a un cilindro de selenio fotosensible —llamado «tambor» o «rodillo magnético»— y, desde aquí, a través del tóner, se lleva directamente al papel. Con este sistema es posible imprimir unas veinte mil líneas por minuto. Tiempo récord. Pero, sobre todo, desde este momento en adelante, cualquiera puede imprimir lo que necesite de forma autónoma.

Los primeros modelos de impresora láser no son aquellos a los que estamos acostumbrados hoy en día. Eran muy grandes, complejos y muy caros. Hubo que esperar hasta 1982 para ver la primera impresora láser de sobremesa, la fabricada por Canon. Sin embargo, los costes de la máquina seguían siendo demasiado elevados para considerarla un producto accesible para todos. La gran difusión al público de las impresoras láser comenzó a principios de la década de 1990, con los modelos de inyección de tinta, agujas y sublimación. A partir de ese momento, se fabricaron impresoras cada vez más económicas, cada vez más compactas y cada vez más eficientes.

La última etapa: la impresora 3D

Ya hemos llegado a la actualidad. Terminamos este viaje por el tiempo en compañía de la impresora 3D. Esta técnica de impresión nació hace varios años, más concretamente en 1983, cuando Chuck Hull utilizó por primera vez los rayos UV para endurecer los barnices. El ingeniero bautizó su invento con el nombre de «estereolitografía», un método que permite crear objetos sólidos con capas superpuestas de polímero líquido sensible a la luz ultravioleta. ¿De qué se parte? De un modelo en 3D producido por un software de modelado, como por ejemplo Blender, AutoCAD o OpenSCAD.

Hoy en día existen varias tecnologías de impresión 3D. Se diferencian, sobre todo, en la manera en que se ensamblan las diferentes capas: se pueden utilizar materiales que se fundan con el calor, materiales líquidos que se endurezcan o materiales laminados que se unan entre sí.

Han tenido que pasar varios años antes de que la impresión en 3D se convirtiera en un fenómeno de masas. ¿El motivo? Inicialmente, los precios de esta tecnología eran demasiado altos. Hoy, la impresión en 3D se usa en muchos ámbitos —desde la arquitectura y la arqueología hasta el arte y el sector sanitario— y estamos seguros de que a estos se irán añadiendo otros más.

¿Cuál será la próxima etapa que marcará la historia de la imprenta? Nosotros estamos deseando descubrirlo y continuar este viaje contigo.

Para más información sobre este tema, te recomendamos estas lecturas:

  • Robert Bringhurst, Gli elementi dello stile tipografico, Dublin, Sylvestre Bonnard, 2001.
  • Michael Giesecke, Der Buchdruck in der frühen Neuzeit: Eine historische Fallstudie über die Durchsetzung neuer Informations- und Kommunikationstechnologien, Vierte, durchgesehene Auflage, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 2006.
  • Michael Twyman, L’imprimerie : Histoire et techniques, London, ENS Éditions, 2007.
  • John Man, The Gutenberg Revolution: How Printing Changed the Course of History, LondonTransworld Publishers Ltd, 2009.