The Economist: viaje a la legendaria revista de política económica

The Economist: viaje a la legendaria revista de política económica

Alessandro Bonaccorsi Publicado el 3/8/2024

A menudo, las revistas más conocidas son también las más antiguas. Este es el caso de la revista británica The Economist, que este año cumple 180 años tras su fundación en 1843. En 2019 su tirada rondaba el millón de ejemplares, vendidos principalmente en Estados Unidos y, en menor medida, en Gran Bretaña y Europa.

Sin embargo, el éxito de la revista no reside en sus ventas, que en comparación con otros competidores internacionales no son tan elevadas, sino en la importancia de su contenido: The Economist es más conocida que leída; sus artículos, sagaces y críticos, son citados por los periódicos más importantes del mundo. Cuando se trata de economía política, la voz de The Economist es una de las más escuchadas.

Portadora de ideas liberales e interesada en la política económica de los países más ricos del mundo, The Economist tiene un lugar propio en el panorama mundial de las publicaciones periódicas: es esnob, de clase alta (sus suscripciones siempre han sido caras y no al alcance de todos); está bien escrita y es muy crítica, incluso sarcástica (son famosos los juegos de palabras que se suelen utilizar en la portada). Se ha consolidado como una revista prestigiosa, leída y discutida en los niveles más altos de la política y las finanzas.

A pesar de su sencillez, desde el punto de vista editorial y gráfico es muy interesante, con algunas características peculiares que la hacen única, como, por ejemplo, el anonimato de sus colaboradores, que le permite publicar ideas y opiniones contundentes.

Veamos en detalle los puntos fuertes de The Economist.

PORTADA SARCÁSTICA Y MORDAZ

Las portadas son fundamentales para una revista de éxito: ya lo hemos mencionado en artículos anteriores de esta serie sobre las grandes revistas internacionales, utilizando a menudo el término «icónica». El caso de The Economist es diferente y, en cierto modo, peculiar. De hecho, utiliza imágenes contundentes que ilustran el título de la portada: una burla al líder político del momento, el énfasis en un acontecimiento mundial, la frase que resume un análisis político-económico de un país, etc., utilizando caricaturas, collages y fotografías muy expresivas y, en los últimos años, muchas ilustraciones de calidad para captar siempre la atención del lector.
Y, si bien antes era frente a los quioscos donde se captaban las miradas de los lectores, ahora es frente a los ordenadores y los smartphones, donde las portadas de The Economist dan la vuelta al mundo nada más publicarse.

Entre otras cosas, acabar en la portada de The Economist puede suponer un problema de imagen, como bien saben los italianos. La opinión pública mundial ha tenido ciertas opiniones sobre Italia también debido a las 6 veces que, entre 2001 y 2011, el primer ministro Berlusconi apareció en la portada con títulos en italiano como «Mamma mia» y «Basta».

En 2011, en un artículo de Business Insider, la entonces editora adjunta, Emma Duncan, explicó el poder de las portadas de la revista de esta manera: «Nos encantan nuestras portadas. Les dedicamos mucho tiempo y energía y nos lo pasamos bien haciéndolas. Algunas son sutiles, otras estridentes, algunas divertidas, otras conmovedoras y algunas impactantes».

Desde el punto de vista del diseño gráfico, la portada se caracteriza por un encabezado insertado en un recuadro de un bonito color rojo 100-100 (según los valores de cuatricromía para los que entienden de tipografía), que ocupa la mitad del ancho, mientras que la otra mitad, a modo de reflejo, está ocupada por títulos con los temas que incluye cada número.

CÓMODA DE HOJEAR Y DE LEER

El formato es cómodo de manejar, 203 mm × 267 mm, más pequeño que un A4 y el papel es lo suficientemente fino como para que se pueda hojear como un periódico.
El diseño es muy simple: 3 columnas con títulos e imágenes bastante ordenados. La prioridad es brindar una buena experiencia de lectura, sin distracciones, de artículos que muchas veces son complejos y específicos.

Tras un rediseño a principios de la década de 2000 que llevó a la revista a utilizar masivamente el color también en sus páginas interiores, en 2018 el diseño fue mejorado aún más por el director de arte Stephen Petch y el jefe de diseño gráfico Phil Kenny, haciéndolo aún más legible y con un toque de elegancia que The Economist nunca había tenido antes, dando lugar a un diseño bien coordinado entre las ediciones en papel, las ediciones digitales y el sitio web.

Ya en el primer rediseño de 2001, el entonces director Bill Emmott afirmó que «el buen diseño, al igual que la buena escritura, debe pasar desapercibido; debería ser el servidor de los editores y los lectores, no su amo». Con esto en mente, lo primero que hicieron los dos diseñadores fue cambiar a una tipografía mucho más clara, dando ligereza visual a la página y mejorando la experiencia de lectura.

Hasta ese momento, desde el punto de vista tipográfico, la revista se presentaba con cierta solidez alemana en los títulos, con la fuente Officina, combinada con una clásica fuente londinense, la Johnston, diseñada originalmente para el mítico metro de la ciudad británica. Para el rediseño se creó una nueva fuente, Econ, para el encabezado y los títulos, y se eligió Milo Sans para las páginas interiores. Naturalmente, estas tipografías también se encuentran en las versiones digitales de la revista.

En una revista de este tipo se presta mucha atención a la estructura editorial de las distintas partes que la componen: editoriales, columnas, artículos, recuadros. Se decidió destacar estas secciones con las ilustraciones de uno de los ilustradores más grandes y aclamados del mundo, Noma Bar, un artista israelí y el campeón insuperable de los espacios negativos y las imágenes dobles, a quien también se le suelen confiar las ilustraciones de la portada.

La atención al detalle en The Economist se puede comprobar también en el sitio web, que recoge la guía de diseño de la revista, lo que muestra que las publicaciones ya no viven solo en papel, sino en un entorno vasto y digital.
Este es el enlace, por si quieres echarle un vistazo: https://design-system.economist.com/. También puedes descargar las distintas guías de estilo en PDF.

Hablando de estilo, The Economist cree que «el pensamiento claro es la clave para la escritura clara» y ha construido su estilo editorial en torno a este lema. Desde hace años, su estilo se recoge en un manual, una guía de estilo para una escritura clara al estilo de The Economist.

Desde hace más de siglo y medio, otro de los lemas de esta revista, tan importante en el equilibrio mundial de poder, es una auténtica declaración de intenciones, una descripción de lo que debe ser el modelo editorial de The Economist: «Una dura competencia entre inteligencia, que presiona adelante, y una ignorancia tímida e indigna que obstaculiza nuestro progreso».

El diseño gráfico de la revista reafirma este equilibrio entre inteligencia, irreverencia y, en el fondo, una modestia muy británica, donde imágenes y artículos innovadores se concentran cuidadosa y ordenadamente en sus columnas.

The Economist parece capaz de estar siempre en sintonía con el espíritu de los tiempos, incluyendo el diseño gráfico de la revista, por lo que creemos que uno de nuestros bisnietos podría escribir una bonita actualización de esta publicación dentro de cien años…

Fuentes de las imágenes:

https://www.businessinsider.com/these-are-the-14-best-economist-covers-2011-7?r=US&IR=T

https://www.corriere.it/gallery/politica/11-2011/economist/1/the-economist-copertine-berlusconi_3f3e9294-0bef-11e1-a5e8-cd9b2a0894cc.shtml

https://designmodo.com/the-economist-redesign/

https://medium.economist.com/how-to-redesign-a-175-year-old-newspaper-42c6d6479980

https://stephenpetch.co.uk/The-Economist-1

https://www.businessinsider.com/why-the-economist-is-winning-2011-7?r=US&IR=T