Maestros del cómic: Frank Miller

Maestros del cómic: Frank Miller

Candido Romano Publicado el 4/26/2023

Vida y obra de Frank Miller, un autor innovador de los cómics de género negro que revolucionó el personaje de Batman y creó obras maestras como Sin City o 300.

Resumen

– Maestros del cómic: Frank Miller

– Principios de los 80 en Marvel: Daredevil y la creación de Elektra

– DC y la revolución de Batman: el regreso del Caballero Oscuro

– La década de los 90 con Sin City y 300

– El legado de Frank Miller

Frank Miller es uno de los dibujantes de cómics, guionistas y directores estadounidenses más influyentes y valorados de las últimas décadas gracias a sus ideas, que supusieron una auténtica revolución en el mundo de los superhéroes y en el del noveno arte en general. Su estilo, muy cercano al del cine negro, no se caracteriza por cumplir los cánones de la belleza clásica, sino por representar una especie de «ruptura» que lo ha definido como uno de los autores más originales de todos los tiempos.

Miller nació en 1957 en Olney, Maryland, pero creció en Montpelier, Vermont. Su adolescencia fue bastante solitaria y pronto floreció su pasión por el dibujo. Su sueño siempre fue dibujar cómics, pero, al principio, tuvo que enfrentarse a muchas dificultades porque sus dibujos aún estaban demasiado verdes.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

Durante la segunda mitad de la década de los 70, Miller le mostró su primer porfolio de dibujos al veterano Neil Adams, autor icónico y famoso dibujante de Batman. Adams afirmó que el porfolio era «horrible». Miller no estaba listo para hacer su debut. Cualquier persona se habría ido a casa y habría dejado de dibujar, pero él no tenía ningún plan B. Lo único que quería hacer era dibujar cómics. A los 21 años, se mudó a Nueva York, el centro neurálgico del cómic estadounidense. Mantuvo el contacto con Adams y consiguió llegar a un acuerdo con él: ir a su estudio para aprender sin recibir contraprestación alguna por su trabajo. Miller tardó dos años en mejorar y, al fin, en 1978, en vista de que sus dibujos daban unas claras señales de mejora, Adams le consiguió un breve trabajo para el cómic Twilight Zones (serie inspirada en la serie de televisión conocida en  España como En los límites de la realidad).

Frank Miller empezó así su carrera, inspirándose en el propio Neal Adams y en autores como Jack Kirby, Frank Frazetta, Will Eisner y Hugo Pratt. Era la denominada edad de bronce del cómic estadounidense (1970-1985), que se vio marcada por las revoluciones en los formatos de impresión, por la distribución a través de las tiendas de cómics y por los primeros blockbusters del cine relacionados con superhéroes.

Principios de los 80 en Marvel: Daredevil y la creación de Elektra

Tras llevar a cabo algunos trabajos que lo ayudaron a adquirir un mayor conocimiento y más pericia en las tablas que dibujaba, empezó a trabajar para Marvel gracias a Jim Shooter, el entonces editor jefe. Al principio se ocupaba de proyectos menos importantes, como dibujar portadas e historias breves para la antológica serie de Spiderman. Sin embargo, a finales de 1979, llegó el encargo que sería un punto de inflexión para él: Miller se convirtió en el dibujante oficial de una de las series menores de Marvel: Daredevil.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

En aquel momento, las ventas de Daredevil no iban bien y el personaje vivía a la sombra del famoso Spiderman. Miller tenía muchas ideas para renovar el personaje, pero chocaban con el entonces director Roger McKenzie. Tras hacer algunos pequeños cambios en la publicación, Miller se hizo con la dirección de Daredevil en 1981, convirtiéndose en guionista y dibujante de las historias. Con la publicación del número 168 en 1981, todo cambió para el diablo rojo de Marvel.

Con poco más de veinte años, Miller empezó a revolucionar el mundo de los superhéroes. En primer lugar, decidió que Daredevil necesitaba claramente un cambio de ambiente. Para ello, se apoyó en uno de sus maestros de referencia, Will Eisner. De él aprendió a amar el género negro, algo que consiguió reflejar en las páginas de Daredevil. Como resultado, la Cocina del Infierno, el barrio de Nueva York en el que siempre se ambientó el cómic, se vuelve más oscura y más realista. Posteriormente, Miller desempolvó a un villano menor de Spiderman, Kingpin, al que dotó de tridimensionalidad, convirtiéndolo en la némesis principal de Daredevil. También introdujo al personaje de la ninja asesina Elektra, protagonista incluso de sus propias historias y elemento fundamental de las historias de Daredevil. Asimismo, reescribió la historia original del protagonista, Matt Murdock, y, en la narrativa, se inspiró de la cultura japonesa y los mangas, en concreto de El lobo solitario y su cachorro, con un estilo mucho más minimalista y efectivo.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

Este cambio de rumbo fue el que marcó el éxito comercial del título y, por fin, Daredevil dejó de ser considerada una serie «menor» para convertirse en uno de los superhéroes más famosos de Marvel. Miller cerró su primera aventura con Daredevil en 1983, pero era solo el principio: le esperaban otras revoluciones aún más importantes.

DC y la revolución de Batman: el regreso del Caballero Oscuro

En este punto de su carrera, Miller era el autor al que todos buscaban. Por este motivo, desembarcó en DC con la miniserie Ronin, también inspirada en los mangas japoneses. Sin embargo, su gran obra maestra se publicó en 1986: Batman: el regreso del Caballero Oscuro, con la que reescribió la historia de uno de los superhéroes más importantes jamás creados. En años anteriores, a Batman se le veía como un personaje colorido y protagonista de historias sencillas por semejanza a la famosa serie de televisión de los años 60.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

Miller revolucionó por completo al personaje, pero no comenzó desde su juventud. Al contrario, en Batman: el regreso del Caballero Oscuro, se ve a un Bruce Wayne de más de cincuenta años y retirado tras la muerte de Robin. La historia está ambientada en un futuro violento y sin esperanza, con un Batman canoso y protagonista de una historia que, posteriormente, sirvió de inspiración para la valoradísima trilogía del cine de Christopher Nolan de 2005 llamada «La trilogía del Caballero oscuro».

Los cuatro episodios con encuadernación rústica de Batman: el regreso del Caballero Oscuro eran algo totalmente distinto a lo que estaba acostumbrado el lector de cómics de la época. Ya desde las primeras páginas, se aprecian tablas muy comprimidas, con dieciséis viñetas por página. Los primeros planos de Bruce Wayne muestran arrugas y signos de envejecimiento, así como su traje, desgastado, desgarrado y sucio.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

Esta obra consiguió llevar el género de superhéroes a un nivel mucho más adulto, aunque el estilo general a menudo derivaba en lo grotesco. En esta historia, podemos ver a un Batman atormentado y sufriendo en un Gotham cada vez más a la deriva. Batman: el regreso del Caballero Oscuro y Vigilante de Alan Moore, que se publicó en la misma época, permitieron que el cómic por fin pudiese salir del espectro juvenil e infantil.

Las influencias de Miller en esta obra eran claras y provenían principalmente de Moebius, que, en aquella época, publicaba sus historias en los Estados Unidos en la revista Heavy Metal. Sin embargo, Miller también se inspiró en autores como Hugo Pratt, sobre todo en la construcción de historias largas con personajes reflexivos.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

Durante este periodo, el autor volvió a trabajar con el personaje de Daredevil, escribiendo una de las historias más famosas del personaje. En 1986, se publicó Daredevil: Renacimiento, dibujado por David Mazzucchelli, en un momento difícil para el autor, ya que estaba saliendo de un divorcio que le había causado problemas económicos.

En 1987, volvió a dibujar al hombre murciélago con Batman: año uno, en la que narró los orígenes del personaje. Los dibujos, esta vez, también eran de David Mazzucchelli. Es una historia que no fue tan revolucionaria como la anterior, pero que añadía detalles al Caballero Oscuro de Miller.

La década de los 90: Sin City y 300

A finales de los 80, Frank Miller ya se había convertido en un fenómeno de masas, tanto que Hollywood se fijó en él. Él siempre había querido escribir guiones y trabajar para el cine, y esa oportunidad le llegó cuando le pidieron que escribiera la película Robocop 2 y, posteriormente, Robocop 3. Sin embargo, el método de Hollywood era muy diferente al control creativo total que Miller tenía sobre sus cómics. Reelaboraron sus guiones y quedaron totalmente distorsionados, lo que provocó una gran decepción en el autor.

Posteriormente, Miller trabajó en la novela gráfica Elektra lives again y, en 1990, junto a Geof Darrow, creó la miniserie Hard Boiled, una mezcla de violencia y sátira. Sin embargo, para ver un nuevo gran éxito en el mundo del cómic habría que esperar un tiempo y este no llegó de la mano de personajes relacionados con Marvel y DC. Frank Miller contacto con la editorial independiente Dark Comics y propuso un cómic escrito por él mismo, sin ningún tipo de cálculos editoriales. Ese cómic era Sin City.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

En Sin City, el estilo de Miller se volvió cada vez más sencillo: se trata de una serie con tablas en blanco y negro, en sentido totalmente literal. Solo en algunos números se ven otros colores como el amarillo o el azul, y, en cada caso, estaba justificado por la propia historia. Las líneas son extremadamente nítidas, el ambiente refleja a la perfección el género negro y Miller, con esta obra, llevó al extremo todas las lecciones que aprendió de Will Eisner. Sin City fue la ocupación de Miller durante los siguientes ocho años y tuvo tanto éxito que pasó a la gran pantalla en 2005, con una película escrita y dirigida por el propio Miller, Quentin Tarantino y Robert Rodriguez.

Otro cómic de Miller que consiguió conquistar a gran parte del público y que también acabó llegando a la gran pantalla con la dirección de Zack Snyder fue 300. Desde 1998, se publicaron cinco números que posteriormente se recopilaron en una novela gráfica de formato horizontal.

Imagen de una obra del famoso dibujante Frank Miller, todos los derechos reservados.

El cómic narra la batalla de las Termópilas y los acontecimientos que la precedieron desde el punto de vista de Leónidas de Esparta. Para 300, Miller se inspiró mucho en la película «El león de Esparta» de 1962, que vio cuando era niño. Fue una obra que tuvo un gran impacto y que fue muy llamativa desde el punto de vista gráfico y por la forma de crear las tablas.

Tras publicar otras obras y trabajos independientes, Miller volvió al cine, otra de sus pasiones. En 2008, de hecho, dirigió The Spirit, una película inspirada en el personaje de Will Eisner creado en 1940.

El autor nunca dejó de crear: entre 2001 y 2002, creó la secuela de Batman: el regreso del Caballero Oscuro, es decir, Batman: el contraataque del Caballero Oscuro. En 2015, publicó la última parte de la trilogía: Caballero Oscuro III: La Raza Superior.

El legado de Frank Miller

Como conclusión, podemos decir que el legado artístico de Frank Miller al mundo del cómic es incalculable. Su estilo minimalista y descarnado ha inspirado a generaciones de dibujantes, mientras que sus innovaciones en la narración visual y en la caracterización de los personajes han tenido un impacto clave en todo el género.

Fotografía del maestro del cómic Frank Miller

Miller demostró a lo largo de su carrera que los cómics pueden tratar temas serios y complejos, y que los superhéroes se pueden interpretar de formas nuevas e inesperadas. Su influencia perdura a día de hoy y sus lecciones seguirán siendo valiosas para los dibujantes del mañana.