¿Existe un lado impoluto de la Navidad?
¿Un rincón escondido en el que árboles, arroyos y montañas dialogan entre ellos, en un silencioso intercambio de buenos deseos? Para nosotros, la Navidad es algo estrechamente ligado al ser humano, al calor del hogar, a las celebraciones. Pero mientras se encienden las chimeneas, se engalanan las mesas y se enrojecen las mejillas, en algún lugar, donde solo llega la luz de los astros, se produce otra celebración.
Un banquete secreto entre fascinantes y silenciosos comensales.
Es la fiesta de la naturaleza invernal: el hielo es el anfitrión y acompaña a sus invitados en un salón inmaculado enorme. La fotógrafa Casi Bowes tiene la suerte de vivir cerca de este reino con temperaturas bajo cero. Si había alguien que pudiera inmortalizar esta silenciosa fiesta, era ella. Por ese motivo, le hemos pedido que nos muestre su particular espíritu navideño con fotos. Al verlas, podréis escuchar el sonido de las botas amortiguado sobre la nieve fresca, el crujir de los árboles congelados y el débil murmullo del agua que choca contra las placas de hielo.
Si ya notáis el trajín de las fiestas, ya tenéis una forma de mitigarlo. Tomaos unos minutos para admirar estas fotografías y para transportaros a un lugar donde reina el silencio. ¡No os arrepentiréis!
Que lo disfrutéis.¿Podrías dedicar unas líneas a describir cada una de las cinco imágenes que escogimos? Háblanos de la emoción que sentiste en el preciso instante en el que las tomabas, de cómo surgió esa foto en particular, de qué te parece esa vista y de alguna historia relacionada con ese momento o esa imagen.
Encuentro tantos detalles bonitos en las cosas pequeñas que soy capaz de pasarme días enteros explorando y estudiando los detalles de los bosques, especialmente en invierno. Me quedo embelesada con la auténtica complejidad de la naturaleza cuando observo el mundo a través de mi macrolente. Mientras andaba con mis raquetas por la nieve, capturé este carámbano reluciente que había creado la nieve sobre una rama de abeto, y que se estaba fundiendo y congelando otra vez.
Tomé esta fotografía asomándome a través de un tupido bosque de árboles cubiertos de nieve y Usnea (liquen «barba de viejo»). El sol se estaba poniendo y se colaba entre los árboles, iluminando la nieve que se deslizaba lentamente, creando un increíble efecto de parpadeo a través de los árboles. Sentí una auténtica paz paseando por este país de las maravillas invernal.
He fotografiado este arroyo de mi ciudad muchas veces, pero ese día en concreto, tras producirse una nevada y soplar unos vientos gélidos, todos los árboles y el follaje que bordeaba el arrojo quedaron completamente cubiertos por una gruesa capa de hielo que creaba este increíble paisaje invernal. No deja de asombrarme cómo la naturaleza congelada capta la luz.
El lago Abraham se encuentra en el corazón de las Montañas Rocosas y es conocido por sus emisiones de gas metano desde el fondo. Durante el invierno, estas burbujas de metano se congelan en capas sobre la superficie de este amplio lago. El lago Abraham se convirtió en mi tema fotográfico favorito de todos los tiempos. Me estaba congelando y tenía los pies y las manos totalmente entumecidos a pesar de las siete capas de ropa y el enorme plumas que me había puesto. Para capturar mis fotografías ideales de este lago, trepé por este lago con mis propias manos y pies y me pasé tres días buscando las burbujas perfectas, cada amanecer y cada atardecer. A pesar de las temperaturas de -20 ºC, los madrugones y el hotel horrendo en medio de la nada en el que me alojé las tres noches, nunca antes había estado tan inspirada, entusiasmada y satisfecha de fotografiar un paisaje.
Me pasé la tarde, mientras el sol estaba bajo en el cielo, trepando por los juncos y a través de los arbustos para capturar esta fotografía de los lagos Vermillion, en las Montañas Rocosas. Estos lagos sulfurosos no se congelan en invierno; su agua relativamente caliente crea este efecto de niebla por encima de los lagos y congela el follaje circundante durante todo el invierno, creando este encantador paisaje místico en las montañas de los alrededores de Banff.
Siempre me llena mucho conducir por las Montañas Rocosas, pero conducir por este inmenso paisaje al atardecer es aún más impresionante. Mire donde mire, siempre encuentro inspiración en algo hermoso. Durante mi viaje al sur de Jasper, se estaba poniendo el sol cuando vi un campo cubierto de nieve sobre el cual había suspendida una gruesa capa de niebla. La escena era tan bonita que enseguida paré mi coche a un lado de la carretera y corrí a meterme en el campo, con la nieve hasta las rodillas. Allí encontré un pequeño arroyo en el cual se reflejaba perfectamente la montaña iluminada en la distancia.
¿Qué te parece si nos escribes un breve resumen sobre ti contándonos quién eres, cuáles son tus pasiones, tu profesión y tus sueños?
¡Hola! Me llamo Casi Bowes. Me crié en Australia pero llevo viviendo en Canadá desde hace cuatro años y medio. Me educaron para ser aventurera y no dejar de ejercer mi genio creativo. La primera vez que cogí una cámara fue hace cinco años y, desde entonces, me he enamorado completamente de esta profesión. Es más: me he enamorado del proceso, que me sigue motivando para explorar y vivir aventuras por todo el mundo. Como me encantan los cambios y mantener el interés de las cosas, de día soy diseñadora de hand lettering, gerente de producción fotográfica y gerente de salas de cata de cervezas. El sueño de mi vida es seguir haciendo lo que me gusta y encontrando nuevos lugares interesantes que documentar a mi manera creativa.
¡No hay Navidad sin invierno! ¿Qué sientes cuando piensas en esta pareja inseparable? ¿Cómo se siente Casi cuando la Navidad está a la vuelta de la esquina? ¿Qué recuerdos te vienen durante la época de Navidad en invierno? ¡Siéntete libre de ser completamente sincera!
Creo que quizás yo tenga una perspectiva muy particular sobre la relación entre el invierno y la Navidad. Como me crié en Australia, para mí la Navidad siempre ha caído en verano. Comemos marisco y carnes frías y bebemos cerveza al sol junto a la piscina. Mi amor por la nieve es lo que me llevó inicialmente a Canadá. Desde entonces, he vivido cuatro Navidades blancas: algo con lo que siempre soñé, totalmente mágico. Para mí, es casi como vivir en una película.
Me siento cautivada por las tomas de paisajes helados; cuando el invierno está a la vuelta de la esquina, estoy súper entusiasmada, organizando los viajes, aventuras y fotografías que me apetece llevar a cabo durante los meses fríos. El invierno es mi estación favorita para hacer fotos, aunque está claro que también tiene sus inconvenientes.
Te escogimos porque la mayoría de tus imágenes estaban ambientadas en increíbles paisajes invernales. Pero ¿por qué te sientes tan próxima a esos reinos congelados? ¿Qué despierta tu creatividad mientras sostienes tu cámara delante de esas vistas mágicas?
Lo que me inspira es la absoluta belleza del mundo congelado. Puede que mi fascinación se deba a que me crié en Australia, donde el invierno es suave y hay escasa nieve. Pero, para mí, el invierno y los paisajes helados son lo más parecido posible a la magia. Encuentro una increíble belleza en detalles minúsculos y soy capaz de aguantar temperaturas extremadamente bajas, con las manos y los pies entumecidos, solo por captar escenas congeladas que compartir con el mundo.