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Inteligencia emocional: qué es y por qué es importante trabajarla en las empresas
Para aquellos que trabajan en los departamentos de RR. HH., la inteligencia emocional es un requisito fundamental y muy valorado en puestos de dirección (aunque no exclusivamente en ellos). ¿Por qué es así de importante? Por ahora, solo os vamos a anticipar que se trata de una «soft skill» que puede ayudarnos a la hora de crear un ambiente de trabajo más tranquilo y productivo. Por este motivo, si estáis en un puesto de dirección o si queréis reforzar vuestro equipo, os recomendamos que empecéis a leer sobre este tema. A continuación vamos a explicar mejor qué es la inteligencia emocional y cómo puede ser de ayuda para directores y empresas. Empecemos por…
Inteligencia emocional: significado
El concepto de inteligencia emocional fue concebido en 1990 por los psicólogos John Mayer y Peter Salovey. Se trata, en sus palabras, de la «capacidad de analizar sentimientos y emociones propias y ajenas, de saber distinguirlas y de utilizar esta información para orientar el pensamiento y las acciones».
Este concepto lo retomó y popularizó Daniel Goleman en el libro Emotional Intelligence. Why It Can Matter More Than IQ, del año 1995. El psicólogo define la inteligencia emocional como «la capacidad de reconocer nuestros sentimientos y los de los demás, de motivarnos a nosotros mismos y de gestionar positivamente nuestras emociones, tanto internamente como en las relaciones sociales». Pero ¿qué tiene que ver todo esto con el liderazgo empresarial?
Daniel Goleman, la inteligencia emocional en el trabajo
El mérito de Goleman se encuentra precisamente en haber puesto el foco en la importancia que tiene una habilidad emocional en un contexto laboral. De hecho, para ser un buen líder no solo tienes que tener unas buenas capacidades técnicas (hard skill) y un cociente intelectual (CI) alto: es igual de importante tener determinadas capacidades emocionales y sociales que definimos como «inteligencia emocional» y que determinan nuestro cociente emocional (CE).
En esta breve presentación, podéis consultar la lista de competencias que, según el psicólogo, debe poseer un líder con inteligencia emocional. Estas son algunas:
- Conciencia de uno mismo. La capacidad de reconocer tus propias emociones, recursos y límites.
- La capacidad de saber controlarse y adaptarse a los cambios.
- Motivación. La convicción para lograr tus propias metas.
- Empatía. La capacidad de reconocer y comprender las emociones y sentimientos del resto para poder interactuar con respeto a las emociones de cada uno.
- Habilidades sociales. La capacidad de optimizar las relaciones con las personas para hacerlas más productivas y crear un ambiente de trabajo tranquilo en el que se trabaje más motivado, con objetivos comunes y sin desacuerdos.
Como habréis podido apreciar, se trata de un conjunto de capacidades que nos permite conocernos más a fondo y tener más control sobre nuestras relaciones y, al mismo tiempo, comprender y motivar a las personas que trabajan con nosotros.
Beneficios de la inteligencia emocional en las empresas
Mayor satisfacción, más motivación, más optimismo, una actitud positiva hacia el trabajo, más resistencia al estrés, mejor rendimiento, menos rotaciones o mayor productividad. Estas son algunas de los aspectos en los que mejora la vida en una empresa, tanto para altos cargos como para empleados, cuando el equipo tiene inteligencia emocional. Por tanto, es importante que se indague sobre este aspecto cuando una empresa quiere contratar nuevos trabajadores y que se trabaje dentro de la misma para consolidar el equipo y sacar lo mejor de cada uno. Pero ¿cómo podemos indagar sobre la inteligencia emocional y trabajarla?
Inteligencia emocional: un test para investigarla
La inteligencia emocional se puede aprender y se puede desarrollar. Palabra de Daniel Goleman. Si sentís que sois poco simpáticos, que a menudo tenéis discusiones o malentendidos con las personas con las que trabajáis, si os cuesta controlar las emociones o si simplemente tenéis curiosidad por poneros a prueba: hacedlo. Estar dispuesto a autoevaluarse y cuestionarse ya es un gran primer paso.
Por ejemplo, podéis pedir opinión (puede ser de forma anónima) a las personas que trabajan con vosotros. Es muy probable que surjan aspectos que nunca habíais tenido en cuenta, así como fortalezas y debilidades que ni os imaginabais tener.
Estas evaluaciones os ayudarán a ser más conscientes de quiénes sois y de cómo os percibís. Podréis autoevaluaros con más objetividad y empezar a practicar para mejorar vuestras habilidades ¡Que vaya bien!